Saqueos, pugnas internas y conflictos de intereses, los cánceres que están a punto de exterminar a los museos de Oaxaca
4 julio, 2023Desvío de recursos, desaparición de piezas de arte y disputas por el control de los espacios, son los ejes que han sumido a tres de los espacios culturales de Oaxaca más importantes en severas crisis de las que no se sabe si existe algún punto de retorno, que las lleve a recuperar su grandeza.
Por tercer año consecutivo, en plena efervescencia por las fiestas de la Guelaguetza, el Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca (MACO) y el museo “Rufino Tamayo” permanecerán cerrados al estar envueltos en investigaciones judiciales y en conflictos internos entre particulares o con supuestas organizaciones no gubernamentales.
Desde 2020, año de la intensificación de la pandemia de Covid 19, estos dos espacios cerraron sus puertas.
Dos años después, el miércoles pasado, en un operativo montado por la Consejería Jurídica del Gobierno del Estado y por elementos de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), las autoridades estatales recuperaron las instalaciones del MACO, que durante 28 años estuvieron bajo el control de la asociación civil Amigos del MACO.
La autoridad estatal revocó el comodato por tiempo indefinido que mantenía con la AC y anunció que retomaría la Rectoría del espacio, después de que el museo había permanecido cerrado desde 2021, a raíz de un conflicto entre un grupo de trabajadores que encabezaba la ex directora Cecilia Minguer y el presidente de la asociación civil, Rubén Leyva, en el que figuran señalamientos de desvío de recursos entre una y otra parte.
El conflicto con trabajadores se mantuvo durante 2021, 2022 y lo que va de este ciclo, en detrimento de una institución fundada por el pintor Francisco Toledo y que figura como parte de su legado.
Francisco Toledo y el día que advirtió todo
Hace 10 años, el pintor Francisco Toledo había advertido las crisis que se estaba fraguando en el MACO e incluso pidió que el Estado tomara el control del espacio.
De hecho, en noviembre de 2013, Rubén Leyva, y otros artistas, mantuvieron un desencuentro público con Francisco Toledo, luego de que el último pidió la intervención del gobierno e incluso la realización de una auditoría después de que la asociación Amigos del MACO, ya presidida por Leyva, acusó a las autoridades estatales de incumplir el acuerdo económico anual que mantenían con el MACO.
El 20 de noviembre de aquel año, Amigos del MACO acusó, en una conferencia de prensa, que la falta de entrega de recursos públicos por parte de las autoridades, se había traducido en una crisis económica que había llevado a los responsables de la administración del Museo de Arte Contemporáneo a considerar su cierre.
Ante ello, Francisco Toledo -fallecido en septiembre de 2019-solicitó la intervención de las autoridades estatales, pues sostuvo que “alguien tiene que poner orden en ese lugar”.
El artista juchiteco reiteró en aquel momento que las finanzas del MACO debían ser supervisadas por las autoridades, aunque evitó continuar con la polémica y ejercer otras acciones de presión: “Dejo esto en manos de las autoridades para que hagan lo que tengan que hacer, o para que no hagan nada, como siempre acostumbran”.
Toledo, después de ello, decidió cancelar dos exposiciones que habían sido programadas en el MACO y también retiró todas las obras de su autoría que permanecían en su interior, las cuales eran expuestas y vendidas en la tienda del propio museo, en una práctica concertada entre varios artistas para que la institución lograra hacerse de recursos de manera independiente, además de los recursos públicos que obtenía.
Las palabras y acciones de Toledo ocasionaron que Rubén Leyva, José Villalobos y Luis Zárate, todos integrantes de Amigos del MACO, escribieran una carta para cuestionar los dichos del juchiteco y aseverar que, a pesar de ser uno de sus fundadores (aunque alejado en aquel entonces de la asociación civil) no contaba con información suficiente “para emitir tales juicios”.
Luego, le solicitaron no cancelar las exposiciones que permanecían programadas en aquel 2013, pero el internacional oaxaqueño no accedió y decidió alejarse definitivamente del MACO.
Historia del MACO
Veintiún años antes, en 1992, el activismo de Toledo y otro grupo de artistas oaxaqueños, incluidos los tres con los que se confrontó en 2013, había desembocado en la creación del museo.
“La sede era una casa antigua construida a finales del siglo XVII y principios del XVIII por las familias Lazo de la Vega y Pinelo cuyo escudo de armas preside la fachada; popularmente el edificio es conocido como ‘la casa de Hernán Cortés”, relata la revista Vértigo Político, en un reportaje dedicado al legado del juchiteco.
“La casona, con el paso del tiempo, fue propiedad de otras familias, hasta que el gobierno del estado la adquirió en 1986 para instalar en ella el Museo de la Ciudad. Seis años después, el 28 de febrero de 1992, la iniciativa conjunta de artistas, ciudadanos y autoridades dio un nuevo uso al inmueble con la creación del MACO”, resalta.
En 2013, cuando Toledo acusó la existencia de actos irregulares en el MACO, Cecilia Mingüer ya se desempeñaba como directora de la institución, cargo que ocupó a partir de principios de ese mismo año, y en aquel entonces, su labor fue enaltecida por Rubén Leyva.
Hoy, Mingüer es acusada por Leyva de ser la responsable de la crisis económica por la que atraviesa el MACO, al, según el presidente de Amigos del MACO, haber incumplido con la entrega del informe anual 2019 de las finanzas del museo al gobierno del estado, lo que ocasionó que los recursos previstos para 2020 no fueron ministrados, situación que provocó la desestabilidad actual.
Minguer, por su parte, acusa a la asociación de haber malversado los recursos que recibía año tras año e incluso, estuvo en el operativo realizado por el gobierno de Oaxaca para recuperar las instalaciones del museo.
Rufino Tamayo, un patronato que quiere recursos públicos, pero operar como ente privado
Otro espacio que permanece cerrado desde 2020 es el museo “Rufino Tamayo” de Arte Prehispánico, situado sobre la calle de Morelos.
Entre su acervo, el espacio cuenta con mil cincuenta y ocho esculturas recabadas por el propio artista fallecido, realizadas lo mismo en cerámicas modeladas a mano que desbastadas en piedras de consistente dureza, fragmentos de pintura al fresco, y trabajos de joyería poseen una gran categoría estética, belleza, vigor y originalidad.
El edificio situado en el número 503 de la calle de Morelos, fue puesto a disposición de Rufino Tamayo por el gobierno del estado en la década de los 70; sin embargo, tras la muerte del artista, en 1991, tomó el control del espacio un patronato conformado por familiares de Tamayo y otros particulares.
De acuerdo con el Sindicato Nacional Democrático de Trabajadores de la Secretaría de Cultura (SNDTSC), el Museo de Arte Prehispánico de México “Rufino Tamayo” permanece cerrado a causa de un “conflicto de interés”.
Por su parte, el patronato del museo ha sostenido que está en favor de la reapertura del inmueble, pero siempre y cuando éste sea visto y respetado como un museo privado, a pesar de que la nómina de los trabajadores corra a cargo del gobierno federal y de que su sede está en un inmueble del gobierno del estado.
Ante ello, las actuales autoridades han rechazado tal postura y anunciado que asumirán la Rectoría de aquel espacio cultural.
Hasta antes del cierre del museo, el Rufino Tamayo tuvo como directora a la fallecida Alicia Pesqueira (julio de 2019) y luego le sucedió en el cargo su hijo, Enrique Esesarte, quienes participaron en una reunión con las autoridades estatales y federales en la que se les había notificado la incorporación del museo a la administración pública
En 2019, el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) firmó un presunto acuerdo con el gobierno del estado, a través del cual el INBAL refrendaba su apoyo económico para el espacio a cambio de que el gobierno local lo convirtiera en un Órgano Público Descentralizado, con el cual el INBAL seguirá colaborando.
Así, el Gobierno de Oaxaca, en colaboración con el Instituto, tendría la custodia de un museo que “ha trascendido entre el arte contemporáneo con las raíces estéticas y culturales de los pueblos originarios del México prehispánico”.
En aquel momento, el INBAL reconoció la labor de Alicia Pesqueira y a su hijo, Enrique de Esesarte Pesqueira como parte del Patronato, así como a Rosa María Bermúdez Flores, María Elena Bermúdez de Peña y María Eugenia Bermúdez de Ferrer, sobrinas del maestro Tamayo, “quienes han mantenido siempre su interés y al Instituto Nacional de Antropología e Historia por la realización del inventario de la colección de arte prehispánico”.
Sin embargo, aquel convenio nunca se ejecutó y hoy, el escrito yace perdido.
Por su parte, según información hemerográfica, Enrique de Esesarte Pesqueira ha sostenido que el museo se encuentra en un limbo jurídico, toda vez que el extinto artista nunca formalizó la devolución del inmueble al gobierno del estado
Van por todos
Tras la recuperación por parte de las autoridades de las instalaciones del Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca (MACO), el secretario de las Culturas, Víctor Cata, informó que el gobierno estatal también asumirá la administración total de los museos “Rufino Tamayo”, cerrado desde 2020, y “Ervin Frissell”, ubicado en la Villa de Mitla, que también ha permanecido sin funcionar tras varias crisis.
El servidor público reiteró que la autoridad estatal asumirá la “rectoría” de aquellos tres espacios, por lo que ninguna asociación civil podrá detentar ningún control sobre ellos.
En ese sentido, agregó que el gobierno local ha solicitado el comodato de todas las piezas de arte que permanecen al interior de los museos “Frisell” y ”Rufino Tamayo”
“La rectoría y la administración de estos museos tiene que quedar a cargo del estado sin que esto signifique que no se pueda colaborar con otras asociaciones; estamos abiertos para colaborar, pero la rectoría la tenemos que llevar nosotros”, resaltó Cata.
Como parte de las acciones emprendidas, añadió el Secretario, existe una inversión de 2.5 millones de pesos implementada para la restauración del museo “Frisell”, cuyos trabajos reportan un avance de 95 por ciento.
“Ya cumplimos con la parte administrativa de solicitar en comodato las piezas arqueológicas no sólo del museo Frisell, sino también las del museo Rufino Tamayo”.
El museo desaparecido
Mitla, además de ser famosa por su zona arqueológica y su legado cultural, también era famosa por albergar el Museo Frissell de Arte Zapoteco, una institución privada que apareció a principios de los años 50 y reunió la colección de arte zapoteca más importante del mundo, después de las del Museo Nacional de México y del Museo Regional de Оахаса, según una reseña escrita por el Historiador del arte Pascal Mongne.
“Conocido y apreciado por los turistas y los científicos que, durante su visita a las ruinas cercanas, no dejaban de pararse en el museo, éste fue, sin embargo, cerrado en 1995 y, unos diez años más tarde, vaciado de sus colecciones, criticó.
Lo anterior desencadenó una violenta polémica entre las autoridades del Estado de Oaxaca y las asociaciones locales que reivindican la devolución de las colecciones, que hasta hoy permanece vigente.